El argumento

La importancia de tener un argumento original para cualquier producción, ya sea cine, televisión o radio, radica en la posibilidad de retroalimentar la cultura de las sociedades, así como el mejor conocimiento de nuestras civilizaciones y la forma en que cohabitamos este mundo.

Se puede decir que es el precepto básico, principalmente en las expresiones artísticas, pues es sólo cuando logramos la originalidad que podemos comunicar una percepción individual de la realidad, matizada de contextos históricos, para poder dar fruto a un producto que aporte realmente algo a nuestra evolución como seres racionales.

Es común ver hoy día, tanto en cartelera como en las películas por televisión, cómo la base de los argumentos se repite y se repite, algunas veces con un tratamiento distinto y otras veces con una gran producción, pero que la mayoría de las veces es desaprovechada por sobreexplotar los esquemas establecidos.

Es decir, al igual que en la fotografía y en la música, por ejemplo, las reglas y los estilos establecidos por artistas anteriores va definiendo nuestra forma individual y social de estructurar, visualizar y comprender las artes, eso muchas de las veces distingue a Occidente de Oriente, por así decirlo, en la forma de ver cada quien sus realidad.

Y darle un tratamiento distinto a alguna historia o argumento es válido, porque el cine da esa posibilidad, entre todos sus elementos, de poder impregnar el sello distintivo de cada realizador, aunque en esta ocasión no es nuestro tema principal.

Lo que nos preocupa en este momento es la búsqueda de la originalidad a la hora de crear. En ese sentido, México tiene las de ganar, pues el hecho de tener una pobre infraestructura económica a la hora de realizar proyectos cinematográficos, orilla a los guionistas a buscar historias más apegadas a la realidad, lo más original posible, y que al mismo tiempo den facilidades para una producción humilde, y poder así resarcir la balanza en contra por deficiencia en los elementos disponibles para la creación.

Además, hay que sumar la gama tan amplia que nos ofrece un país como el nuestro a la hora de reflejar nudos dramáticos, acontecimientos históricos y tradiciones, entre otros, con una complejidad cultural única en el mundo, donde la originalidad debe ser sólo cuestión de trabajo y experimentación.

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