La vacuna contra el COVID-19 es solo la mitad de la batalla

Si hubiera una vacuna para el coronavirus, ¿te la pondrías? Una encuesta reciente mostró que solo 49 % de los estadounidenses dijo que sí. Si bien esto parece increíble, dada la forma tan drástica en la que el COVID-19 ha volcado parte de nuestras vidas, la historia nos recuerda que no es de sorprender.

Dado Ruvic | Crédito: REUTERS | brookings.edu

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Tomemos como ejemplo la vacuna contra la gripa. En casi todas las farmacias de Estados Unidos vacunarse contra la gripa es fácil, rápido y barato. Sin embargo, desde que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomendaron, por primera vez, que todos recibieran una vacuna anual contra la gripa, el porcentaje de adultos que han seguido la indicación nunca ha excedido el 45.3 %. 

Necesidad crítica de vacunación

¿Por qué es tan necesario que se encuentre la vacuna contra el COVID-19? Este nuevo coronavirus se propaga mucho más rápido que la gripa, es mucho más mortal y probablemente continuará propagándose así hasta que logremos la inmunidad colectiva; es decir, cuando la mayoría de nosotros cuente con anticuerpos contra el COVID-19, para que cuando aparezca un caso nuevo tenga una probabilidad baja de infectar otros. 

La mayoría de los expertos señala que entre 60 % y 80 % de los estadounidenses deben desarrollar anticuerpos contra el nuevo coronavirus para lograr este punto de inflexión. Con esto en mente, se ha dirigido una enorme atención y financiación al desarrollo y producción en masa de una vacuna. 

Pero se ha pasado por alto un paso crítico: asegurar que la mayoría de la población se vacune. Mientras científicos trabajan en la intersección del cambio de comportamiento y la salud pública, miles de millones de dólares se invierten en nuevas terapias y tratamientos médicos milagrosos, pero la aceptación a gran escala nunca se logra o, en el mejor de los casos, lleva años. 

Entonces, ¿qué se puede hacer diferente ahora? Del mismo modo que se realizan grandes esfuerzos de colaboración para desarrollar una vacuna, hay que probar rápidamente diferentes procedimientos para aumentar la aceptación de la vacuna, reconociendo que será difícil. 

Los estadounidenses generalmente se preocupan por que las vacunas sean seguras, subestiman su riesgo de infección y, a menudo, no cumplen con dar seguimiento a sus mejores intenciones. 

Fomentar decisiones saludables

La buena noticia es que no tenemos que comenzar desde cero. Ya se tienen formas científicamente probadas para alentar a las personas a tomar decisiones más saludables. Por ejemplo, si motivas a las personas a que anoten la fecha y la hora en que recibirán la vacuna contra la gripa, es más probable que se vacunen. Sabemos que evitarle citas de vacunación a la gente también es efectivo. 

Sabemos que simplemente con recordarles que se vacunen puede cambiar su comportamiento, y que incentivar a las personas también funciona. Pero hay muchos más métodos para alentar la vacunación que no han sido probados. Usemos la próxima temporada de gripa para descubrir cómo podemos mejorar. 

Las farmacias, las aseguradoras y los sistemas de salud tienen la oportunidad de colaborar con los científicos del comportamiento en los esfuerzos masivos de investigación para aprender qué es lo que funciona. Deberíamos probar todo, desde recompensas en efectivo hasta recordatorios sabios entregados por mensaje de texto, correo electrónico, correo postal y teléfono. 

Y deberíamos llevar a cabo estos estudios a una escala sin precedentes, dados los cientos de miles de vidas y billones de dólares que podemos perder si la pandemia no se detiene lo antes posible. En la guerra para establecer la inmunidad colectiva, el desarrollo de una vacuna es solo la mitad de la batalla. 

También se necesitan técnicas de cambio de comportamiento para motivar a un número sin precedentes de estadounidenses a recibir la vacuna cuando llegue el momento. 

Katherine Milkman es profesora en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania y también da clases en la Escuela de Medicina Perelman y es codirectora de la Iniciativa Cambio de Comportamiento para el Bien. 

Angela Duckworth, profesora de Psicología en la Universidad de Pensilvania, es codirectora de la Iniciativa Cambio de Comportamiento para el Bien.

Mitesh S. Patel es profesor en la Escuela de Medicina Perelman, con algunas clases en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania; doctor del personal en el Centro Médico de Atención a Veteranos Cabo Michael J. Crescenzen de Filadelfia, y director de la Unidad Nudge de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania. 

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