La Sub 17 y el desconocimiento del miedo

Por iFranc

Justo cuando el partido entre México y Alemania Sub 17 se encontraba en su punto más crítico -y adverso para los nuestros, marcador: 1-2-, noté en el rostro de los jugadores del Tri un gesto de calma que me llamó la atención y, de paso, me contagió de tranquilidad. Después vino lo épico.

Se habla mucho de la mentalidad que este grupo ha trabajado para llegar hasta la final del Mundial de la FIFA, y que irremediablemente nos remonta al campeonato obtenido en la misma categoría en el torneo de Perú 2005.

También el carácter ha sido fundamental y, creo yo, la ausencia del miedo.

Hace ya algunos meses leí un artículo sobre un estudio que trata de explicar cómo los adolescentes tienen menos miedo que los adultos y se arriesgan en todas sus acciones sin pensar mucho en las consecuencias. (Estudio: Cambios en el cerebro explican por qué los adolescentes no tienen miedo).

Un claro ejemplo está en el caso del tan mencionado Julio Gómez, que regresa a la cancha después de sufrir un corte en la cabeza (Foto de Gómez y su herida) que necesitó ocho puntadas, y se convierte en el protagonista que le da forma al final de la película más taquillera del verano en nuestro país.

Sin contar que en los últimos minutos México estuvo sobre la portería rival en busca del partido, como si el de enfrente fuera cualquier otro equipo, menos la selección que se había mostrado como la más poderosa hasta ese momento en el Mundial.

Tal vez eso explique por qué esta categoría suele darnos este tipo de alegrías y las demás selecciones de futbol solo se quedan en el camino, o bien, suman una serie de fracasos deportivos que nos tienen sumidos en el pesimismo, porque aunque tengan ese carácter forjado con base en la experiencia internacional y un arduo trabajo mental para derribar las barreras, solo les hace falta vencer el miedo.

Mi reconocimiento entonces para Raúl El Potro Gutiérrez, que no solamente debe lidiar con la estrategia y la táctica dentro del terreno de juego, sino que además debe absorber los impulsos de 23 almas dispuestas a comerse el mundo y saber canalizar esas ansias hacia un fin común: convertirse en campeones del mundo.

Tráiganos a los uruguayos, vámonos a los penales si gustan, al cabo que los jugadores no solamente recibirán el apoyo de más de 110 mil almas directamente en el Estadio Azteca, además, la Sub 17 no conoce el miedo.