Porqué no debió existir el remake de la Bruja de Blair
Por Franc
Más allá de que la moda de los remakes sea una buena idea o no, o que la industria argumente que la intención es transmitir las historias a las nuevas generaciones, la realidad es que detrás de todas las buenas intenciones solo está la generación de cuantiosos dólares.
Pero, ¿por qué The Blair Witch Project, de entre toda la vorágine de remakes que invaden las salas de cine en la actualidad, no debió ver la luz? Esto es lo que creo.
Para empezar hay que mencionar los aciertos y errores de la primera entrega en 1999, y con base en estas características destacar si era necesario probar con una nueva versión de la película, argumentalmente hablando.
Primero debemos tomar en cuenta las características de la idiosincrasia de la cultura estadounidense, en específico respecto a nuestra percepción de lo que es el terror, de lo que nos da miedo. En este terreno entra a escena la figura de la bruja que, me atrevo a decir, ocupa un lugar en el top 3 de personajes que evocan miedo a nuestros vecinos del norte, si no es que se apoderaría sin problema alguno del número 1.
El primer gran acierto de la versión noventera es el misterio que rodea a la historia, desde el planteamiento de la trama hasta su desenlace, pues la verdadera antagonista, la bruja, nunca sale a cuadro, y el bosque se convierte en un personaje más de relevante importancia.
El segundo y principal acierto es el recurso narrativo del uso de la cámara en primera persona, con estilo documental, que buscaba darle un mayor realismo. La diferencia es que en aquel entonces se utilizaba por primera vez en filme tan distribuido y desde 1999 hasta hoy ha sido utilizado por muchas películas de terror y sobreexplotado particularmente por la saga de Paranormal Activity, entre otros ejemplos.
Es decir, por más que se quiera poner como pretexto a los nuevos espectadores, The Blair Witch Project está llena de clichés que en aquel entonces no se habían visto, y hay que sumarle la increíble campaña publicitaria que acompañó a su lanzamiento —un sitio web que documentaba todo tipo de archivos e investigaciones referentes a la leyenda de la bruja del antiguo poblado de Blair, hoy Burkittsville, en el estado de Maryland, y que se viralizó, cuando no existía este concepto como lo conocemos hoy—.
El marketing fue todo un referente porque se trataba de algo muy importante, originalidad, y colaboró eficazmente para que el proyecto superara los 22,500 dólares iniciales de inversión y produjera en total más de 249,639,000 dólares (una ganancia de 1,134,722%).
En conclusión, es difícil que una versión reciente de este ‘falso documental’, reciclada y con todas sus buenas ideas ya rezagadas, alcance ni remotamente el éxito obtenido por la película dirigida por Eduardo Sánchez y Daniel Myrick hace 17 años.
(filmaffinity.com)
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