Rumbo al Oscar®
El final de año se acerca y los medios de comunicación poco a poco influyen respecto a lo que será la próxima premiación de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense.
Una vez más González Iñárritu abandera al cine mexicano para la tan ansiada estatuilla de oro con su cinta denominada Babel, última parte de una trilogía que inició con Amores Perros y continuó con 21 Gramos.
Tal euforia se ha desencadenado gracias a la buena trayectoria que el mexicano ha realizado en el vecino país del norte, además de los numerosos elogios que ha recibido el filme por parte de la crítica, el elenco de gran nivel que ostenta, y sobre todo, el haber ganado el premio por Mejor Director en el pasado Festival de Cannes, donde triunfó ante rivales como el cineasta manchego Pedro Almodóvar y que al parecer se volverán a ver las caras en la celebración norteamericana.
Pero de dónde surge tanta expectación por el Oscar cuando en años recientes ha sido cuestionada la autenticidad en la selección de los ganadores, cuando los criterios y las apreciaciones se diversifican en una gran de personalidades y donde lo que dicte la Academia no es ni será una ley universal.
Creo que fuera de todo reconocimiento por las innovaciones visuales, dramáticas, musicales, escenográficas y demás, lo único que ofrece este premio en la actualidad es un mejor porvenir, económicamente hablando, cuando te asegura un futuro laboral en la industria cinematográfica más fructuosa hoy por hoy.
Entonces es cuando depende de las pretensiones del realizador para con su obra, que cada quien obtenga la satisfacción, ya sea creativa o intelectual, y sobre todo que la mayoría de la gente aprecie de alguna manera los mensajes proyectados. En ese sentido, Alejandro González Iñárritu tiene a su favor a millones de personas y un gran mercado, que se llama México.
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